daria4Me tengo por una persona bastante puntual y, la verdad, no me gusta llegar tarde aunque a veces me ocurra. La puntualidad, en mi opinión, es una virtud y una muestra de respeto hacia los demás. Por ello intento siempre llegar a la hora que se me haya indicado, incluso a veces antes. Sin embargo, durante el último Pleno del Ayuntamiento, un concejal nos dijo que mi grupo, Compromís per Bétera, y yo habíamos llegado tarde. Este concejal no se refería a que habíamos llegado tarde al pleno; llegábamos tarde con la presentación de una moción de reprobación de unas palabras que Monseñor Antonio Cañizares había pronunciado en contra del colectivo LGTB, de la ideología de género y a favor de la desobediencia de las leyes que “atacan a la familia”. El concejal, perteneciente al grupo municipal del Partido Popular, afirmaba que, pese a que Compromís se erigía en adalid de los derechos humanos, ellos, el Partido Popular, se nos habían adelantado y habían presentado una moción a favor de la no discriminación del colectivo LGTB y en contra de los delitos de odio. Mi compañero de filas, Enric Álvarez, no dudó en darles la bienvenida a la sensatez, pues esa moción la presentaba el mismo partido que unos años antes se manifestaba, junto con la Conferencia Episcopal, en contra de la reforma del Código Civil que otorgaba la posibilidad a las parejas del mismo sexo de casarse en igualdad de derechos que las parejas heterosexuales. Sinceramente, ¿cree usted que se nos han adelantado? Si la memoria no me falla el actual equipo de gobierno fue el primero en colgar la bandera del Arcoíris en el balcón del Consistorio el año pasado; ustedes tuvieron doce años para hacerlo, sin éxito.
La verdad es que resulta un tanto curioso que un representante del Partido Popular se vanaglorie de haberse adelantado en la promoción de los derechos fundamentales, posiblemente sea incluso retorcido. Esta afirmación no es baladí, ni tampoco es propiedad de la que suscribe el presenta artículo. El Comité de Derechos Humanos, órgano que controla la correcta aplicación del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, nos recordaba en agosto del año pasado que el Estado español aún tenía muchos deberes que hacer. Por ejemplo, el Comité fijó su atención en el aborto, y expresó su preocupación por la no nata (afortunadamente) reforma de la ley del aborto, instando al Estado parte su deber de “asegurar que todas las mujeres y niñas puedan acceder a los servicios de salud reproductiva en todas las regiones del país y que las barreras legales no obliguen a las mujeres a recurrir al aborto clandestino que pone su vida y su salud en riesgo”.

Asimismo, y en relación con los homosexuales, las declaraciones de miembros del Partido Popular sobre este colectivo han sido a menudo más que insidiosas. Por poner un ejemplo, el Ministro del Interior, actualmente en funciones, declaró que el matrimonio entre homosexuales no debía gozar de la misma protección, pues no garantiza la pervivencia de la especie. Afortunadamente el recurso de inconstitucionalidad en contra de la reforma del Código Civil, interpuesto por el grupo del Partido Popular del Congreso de los Diputados, no prosperó. El Tribunal Constitucional, esta vez hace muy poco, ha vuelto a declarar inconstitucional parte de una norma elaborada por el gobierno del Partido Popular, la conocida como ley de tasas judiciales; en particular, el Tribunal estima que las tasas son contrarias al art. 24, 1º de la Constitución que, casualmente, reconoce el derecho a la tutela judicial efectiva, un derecho fundamental, pues lo levado de las cuantías que debían abonarse impedían de forma injustificada el acceso a la justicia en sus distintos niveles. Recordemos que dicha norma entró en vigor en los peores años de la crisis económica, en 2012.

Por todo ello, señor concejal del grupo municipal del Partido Popular resulta curioso que usted nos diga, nos espete, que hemos llegado tarde. No señor, no hemos llegado tarde; Compromís no ha llegado tarde, Compromís ya estaba ahí, hace ya mucho tiempo, en la oposición, defendiendo y exigiendo el respeto de los derechos de los colectivos más desfavorecidos: homosexuales, lesbianas, víctimas del franquismo, víctimas de esta crisis económica de la que aún tardaremos mucho en recuperarnos, víctimas al fin y al cabo del menosprecio de los derechos fundamentales, incluso de los humanos. Además, hemos defendido otros derechos que no son menos fundamentales, como los lingüísticos, pese a que ustedes siempre los han utilizado como arma arrojadiza. Ustedes no son los primeros en la batalla por los derechos humanos y puede que aún tengan mucho que aprender, por ello no dude que Compromís siempre estará ahí, enseñándoles el camino.